Buenos días, saludo a la audiencia virtual del periódico Poniente desde la ciudad San Andrés de Tumaco, población ubicada en el suroccidente del departamento de Nariño y llamada la Perla del Pacífico y constituida como Distrito Especial Industrial, Portuario, Biodiverso y Ecoturístico por el Congreso de la República de Colombia. Hasta acá llegan los lazos de la Universidad Nacional de Colombia, con un importante proyecto académico para la ciudad y la región.
La semana anterior escribí una columna titulada “Apuestas para la Paz”, elaborada a partir de un reportaje del periódico La República (1) en el cual cincuenta dirigentes empresariales colombianos respondieron al interrogante de cuál es su apuesta para la paz.
En dicha columna destaqué que en el reportaje de La República (1) un dirigente de cada cinco mostró una posición proactiva y dinámica ante el eventual momento de posconflicto. Pero también anoté que cuatro de cada cinco de los dirigentes da la muestra evaluada, lo que corresponde al 78% del total, dieron una respuesta clasificada en el rango de compromisos medios o bajos, en incluso evasivos o autistas, frente al hipotético momento del posconflicto, lo cual no debe dejar de preocupar a nuestra sociedad.
En la presente columna me voy a enfocar en las respuestas de ese setenta y ocho por ciento de los empresarios, que es demasiado alto frente a los que mostraron un mayor compromiso, en sus declaraciones espontáneas ante el abordaje del periodista.
Veamos algunas de esas respuestas:
- “Yo tengo grandes esperanzas pero no estoy 100% seguro de ello porque en el pasado hemos tenido desilusiones”.
- “Nuestra aspiración es cumplir con la obligación y el compromiso de resolver la situación que nos ha afectado”
- “Estamos esperando la paz para trabajar y ser competitivos. Cuando se den condiciones es posible que podamos ayudar”.
- “La clave es que todos los bandos tienen que poner de su parte, tanto los negociadores como la sociedad”.
- “Tenemos que estar más unidos para exigir el cumplimiento de los acuerdos por parte de los guerrilleros”.
- “Hay que apoyar la paz, pero sin duda, este proceso debe generar garantías para todos los actores del conflicto”.
- “Para fortalecer la paz necesitamos que haya una voluntad de las partes en el proceso que se está llevando”.
- “Mi apuesta para fortalecer el proceso de paz sería la generación de empleo dentro de la empresa”.
Haciendo un análisis de contenido de estos textos de las respuestas de los líderes empresariales, se puede concluir que la mayoría de ellos centra su interés y preocupación en la suerte de sus organizaciones relegando a un segundo plano la suerte de la sociedad. Soy consciente de que no es fácil para los empresarios cambiar de perspectiva, pero es el momento de que se toquen el corazón y revisen sus respuestas y por ende sus políticas empresariales.
El análisis textual muestra una posición encerrada dentro de los límites de la empresa y con un toque de autismo frente a su responsabilidad con la sociedad en general. Pareciera que el principio que las fundamenta es:
“Si a mi empresa le va bien, entonces a la sociedad le deberá ir bien”.
Pongo a consideración de los empresarios y la sociedad un nuevo principio, donde los intereses corporativos se subordinen a los intereses de la comunidad:
“Si a la sociedad le va bien, entonces a mi empresa le deberá ir bien”.
Creo que en este caso el orden de los factores si altera el producto.
Esto me recuerda la frase de Martin Luther King:
“Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces, pero no hemos aprendido el arte de vivir juntos, como hermanos”.
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