Ayer, 9 abril, se cumplió un aniversario más del homicidio de Jorge Eliecer Gaitán. En 1948 murió el mártir más importante de la historia del país, “el caudillo Liberal”. En Colombia los muertos políticos son asesinados dos veces: física e ideológicamente. Esto fue lo que ocurrió con la figura de Gaitán a lo largo de 70 años, pues su trágica muerte ha sido un discurso de legitimación política tanto de izquierda como de derecha, escondiendo y distorsionando su verdadera ideología y su concepción política, que al día de hoy siguen teniendo vigencia y aplicabilidad. Gaitán fue más que un héroe o un líder, Gaitán era un pueblo, y por eso estaba por encima de los partidos políticos.
Las hipótesis de quién asesinó a Gaitán son variadas y con aparentes sustentos, pero no existen certezas. Por años la academia y el periodismo intentaron investigar quién fue el autor material e intelectual del asesinato, pero la mayoría de veces estas investigaciones tenían de por medio intereses y una agenda política. El Partido Conservador y algunos funcionarios de Estados Unidos culparon al minoritario Partido Comunista Colombiano (PCC) como autor del asesinato, en alianza con el comunismo internacional, mientras que por el lado de la izquierda, intelectuales del PCC culparon al régimen conservador y a Estados Unidos. Gloria Gaitán, la hija del caudillo, también culpó a los norteamericanos de su muerte. Ante tantas controversias, parece que la academia decidió quedarse con la tesis del profesor David Bushnell, quien sustenta que el asesinato de Gaitán fue algo aislado y cometido por un desconocido.
Esta conclusión del mito del 9 de abril, en mi opinión, es facilista porque ignora múltiples hechos. Si bien no se sabrá nunca quién mato a Gaitán, existen diversos elementos que todavía se pueden analizar, dejando este mito abierto para una revisión crítica.
A lo largo de la historia, sectores de la izquierda y la derecha se empecinaron en difamar y alterar la ideología de Gaitán hasta el día de hoy. Mientras que las facciones gobiernistas de derecha afirmaron (y todavía sostienen) que Gaitán era un comunista y que estaba influenciado por organizaciones soviéticas, el PCC lo tachaba de ser fascista, de derecha, e incluso lo llamaron títere del laureanismo. ¿Era esto cierto?
El pensamiento del mártir se resume así: en lo social y económico tenía ideas socialistas y en lo político tenía ideas liberales. Gaitán comulgaba con muchas cuestiones del marxismo y de la revolución bolchevique, pero también le hacía críticas y tenía diferencias al respecto: no estaba de acuerdo con una sociedad sin clases sino con una sociedad sin privilegios, pensaba que el socialismo sólo se podría aplicar cuando el capital estuviera desarrollado y de acuerdo a las condiciones de Colombia, no a las dadas por otros países. Gaitán era un defensor del trabajador y de la industria nacional (a pesar de que ni las centrales sindicales ni los industriales lo apoyaron en su totalidad). Estaba también a favor de un país que no tuviera mentalidad individualista sino una social.
En una ocasión, Gaitán se distanció del Partido Liberal y creó su propio partido, la Unión Nacional de Izquierda Revolucionaria (UNIR), pero después volvió a las toldas liberales y le arrebató la dirección nacional a la “oligarquía” liberal (encabezada por Eduardo Santos, Alfonso Pumarejo y Alberto Lleras Camargo). La situación fue tan impactante que Eduardo Santos se fue del país al perder la contienda interna contra Gaitán, para darse un receso en la política y esperar mejores momentos. Fue así como Gaitán se volvió el jefe del partido y todo en el liberalismo empezó a cambiar hasta su trágica muerte. Esa fue la muestra de que Gaitán iba a vencer al bipartidismo, pues como se lee en las obras de Alfredo Molano “los conservadores votaban por Gaitán bajo cuerda”. Él siempre estuvo por encima de los partidos y logró unir a la gente de los dos bandos.
Las ideas de Gaitán aún están vigentes, aunque se intente difamar su ideología con señalamientos y acusaciones de que era un fascista, pues en ninguna parte se ha visto alusión al régimen italiano por parte de Gaitán; y, aunque hoy en día una banda criminal lleve su nombre como las “Autodefensas Gaitanistas de Colombia”, no cabe duda de que Gaitán era un hombre de izquierda democrática que pudo unir al pueblo sin distinción entre liberales y conservadores. El 9 de abril de 1948 Gaitán se inmortalizó y se convirtió en el símbolo del “país nacional”, aquel que fue olvidado hace muchos años por “el país político”, es decir, la clase dominante que se olvidó de la suerte del pueblo.