#LaOpinionDeColmenares
La pandemia del coronavirus COVID19 ha causado una tragedia mundial; y ha sido de tal naturaleza que superó todos los indicadores que se tenían de crisis parecidas en años anteriores. Esto ha sido en todos los aspectos: la producción, empleo, pobreza, educación; y hasta las relaciones personales: violencia intrafamiliar, separaciones, angustias, depresiones.
Pero también, no hay que negarlo, falta de conciencia de la gente para ayudar a superar la pandemia con los protocolos de bioseguridad relacionados con el uso del tapabocas de manera adecuada, lavado de manos permanente y distanciamiento social.
En el campo de la educación, en todos los niveles, se cambiaron hasta las costumbres, tanto del profesor como de los estudiantes, y ni qué decir del desarrollo del conocimiento.
Prácticamente se acabó la presencialidad. Las aulas de clase ya completaron un año vacías: solo asisten la luz del sol y el aire.
Todo terminó convertido en educación a distancia, de manera virtual. Que era un modelo tratado de manera despectiva, y en muchos casos de dudosa calidad académica.
En la educación básica primaria, sobre todo, ahora los padres, profesores y estudiantes se relacionan de manera virtual en todo sentido; ya sean las clases como las reuniones de profesores y padres de familia.
Pero lo más evidente, lo que ha dejado al descubierto la pandemia, es la escases de tecnología en muchos hogares y colegios, además del analfabetismo funcional de muchos maestros por su falta de conocimiento y habilidad en competencias digitales, es decir, los maestros no usan computador, ni utilizan un navegador web, hasta la imposibilidad de usar de manera eficiente un teléfono móvil inteligente en el desarrollo del proceso enseñanza/aprendizaje. Y ese rezago tecnológico es más evidente en los establecimientos educativos públicos.
En todo caso lo que nos está dejando al descubierto la pandemia del COVID19 es la necesidad urgente de diseñar políticas públicas para darle un vuelco al sistema educativo, para vincular el desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) que puedan complementar, enriquecer y transformar la educación en todos los niveles.
Ha expresado la UNESCO, Organización de las Naciones Unidas para la Educación, que “comparte los conocimientos respecto a las diversas formas en que la tecnología puede facilitar el acceso universal a la educación, reducir las diferencias en el aprendizaje, apoyar el desarrollo de los docentes, mejorar la calidad y la pertinencia del aprendizaje, reforzar la integración y perfeccionar la gestión y administración de la educación.”
Razón por la cual se requiere, a la mayor brevedad, tomar decisiones que transformen las prácticas educativas, vinculando al proceso enseñanza/aprendizaje todos los avances de las tecnologías digitales.
Es necesario adoptar una política de masificación de la conectividad, para vincular las TIC, y en esa dirección dotar a los colegios públicos de las herramientas tecnológicas suficientes; llevar a cabo un programa de capacitación a los maestros en el uso de las herramientas tecnológicas para que también pierdan el miedo o la fobia a prender un computador o una tableta, y que estén seguros de que esos equipos no muerden.
Pero sin duda, es necesario que los estudiantes regresen a las aulas, es un imperativo, al menos para recuperar la educación con el método tradicional, pero también es importante ese regreso por la salud física, mental y emocional de los estudiantes.
Estoy convencido que la mejor manera de superar los efectos de la pandemia es procurando el acceso y mejorando la calidad de la educación de los niños.
En un reciente informe que publicó el Banco Mundial se afirma que un receso prolongado de clases presenciales puede causar retrocesos en el aprendizaje.
Y a dicha situación hay que agregarle que los niños, no solamente no aprenden de manera eficiente,
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