30 AÑOS

Entre los días 6 y 13 de noviembre de 1985, el país vivió una de las épocas más aciagas de su historia llena de sangre, sudor y lágrimas. Fueron ocho días de tristeza y apagón (y eso que no había racionamiento), donde quedó comprobado que es un país inviable, que le queda grande a su dirigencia politiquera, que los ilegales pueden hacer de las suyas, que las respuestas de los entes policiales y militares no es la más adecuada ya que la inteligencia brilla por su ausencia, donde nunca se toman medidas preventivas, y lo más triste; no hay Conciencia Ambiental. El gobierno de ese entonces, encabezado por Belisario Betancourt, el mismo del chistoso slogan del “sí se puede”, que bajo unas promesas que jamás cumplió desistió de realizar un campeonato mundial de futbol, muy apegado a la ultrarreligiosa e intolerante Constitución de 1886, y con frases populistas; prácticamente desapareció de la faz de la tierra, no se vió su mano de trabajo, se quedó dormido en los asientos de la Casa de Nariño, le dio carta abierta a la policía encabezada por el General Víctor Delgado Mallarino y las FFMM con el Ministro de Defensa de ese entonces, Miguel Vega Uribe, para que se produjese un valle de lágrimas, donde prevaleció el ego personal sobre el bien comunitario, nunca se tomaron medidas correctas, y el resultado final fue: 25000 desaparecidos y muertos, de los cuales aún no se han descubierto todos sus cuerpos. De lo anterior podrían quedar lecciones, que se podrían resumir en la siguiente frase: “Una tragedia puede llegar a ser el mayor de nuestros bienes si nos la tomamos de una manera que nos permita crecer (Louise L. Hay)”. Lamentablemente, 30 años después, el país no aplica lo que se debía aprender.

Empezando por el Palacio de Justicia. Desde días antes al fatídico 6 de noviembre de 1985, ya se sabía de una posible toma del mismo por parte de una alianza macabra; el M-19 que se quería sacar la espina de la destrucción del proceso de paz que se venía desarrollando, así como de los narcotraficantes, encabezados por el Director de Medellín sin Tugurios, Pablo Escobar Gaviria, quienes querían impedir a toda costa que se adelantase un sí a los procesos de extradición, impuestos por Betancourt luego del asesinato del Ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla, el 30 de abril de 1984. Los guerrilleros encabezados por alias Andrés Almarales, llegaron facilito al recinto judicial, ya que extrañamente habían quitado el esquema de seguridad. Empezaron a disparar desde los parqueaderos, matando a quien se le atravesase, sin importar si era adulto mayor, niño, mujer embarazada, persona discapacitada, etc. Supuestamente querían juzgar al presidente bajo una proclama, donde se le acusaba de hacerles conejo. No importaron los clamores de los magistrados ni demás personas que se encontraban ahí, todavía se escuchan las palabras de frustración del presidente de la Corte Suprema de Justicia, Darío Reyes Echandía. En el gobierno supuestamente hicieron un Consejo de Ministros donde la voz cantante fue el Ministro de Defensa, el Ministro de Gobierno de entonces (Jaime Castro) y la Ministra de Comunicaciones (Noemí Sanín), de donde salió la invasión de tanques de guerra, los bombardeos, el incendio y la censura a los medios de comunicación con un partido de futbol. Mejor dicho, los que no pudo matar el M-19, los remató el Estado Colombiano a través de sus cuerpos policiales y militares, pero todo sigue en la impunidad.

¿Qué pasó con Armero? Era un municipio próspero, que hacía parte de ese Tolima rolo, donde predomina el acento bogotano, formaba el eje central junto con Honda y Melgar. Producía arroz y algodón a montones, era una zona próspera donde se iba a vacaciones, y se gozaba con la amabilidad de su gente. A principios de ese año en curso (1985) ya el volcán nevado del Ruiz empezaba a dar señales de su actividad, expertos e inexpertos en la materia dijeron cuanta cosa se les ocurrió, pero no se tomaron las medidas preventivas. En la tarde de ese fatal 13 de noviembre, llegaron los primeros mensajes de los municipios del norte del Tolima a Armero sobre la actividad del nevado, así como de las crecientes de los ríos Lagunilla y Chinchiná. Pero las autoridades armeritas pensaron que solo era un aguacero por la ola invernal que había, y en broma, se pusieron a decir que más bien se protegieran de las cenizas y que lo tomasen por el lado amable. Tarde en la noche, cuando el ruido de la avalancha, la gente quiso evacuar el pueblo, pero el caos se apoderó de todo y el lodo los tapó, sin dejar nada de la belleza del municipio, tan solo las ruinas abandonadas, las cuales conviven con la maleza y la cruz donde supuestamente el Papa Juán Pablo II hizo una oración por las víctimas en 1986. Ah, otro ejemplo claro de esta tragedia, es la inmensa roca que hay en las afueras de Mariquita (Tolima) hacia el municipio de Fresno, así como los vestigios de la muerte en Chinchiná (Caldas); mejor dicho, los ríos Cauca y Magdalena aún conservan restos de la infamia volcánica. ¿Qué hizo el gobierno? Seguir transmitiendo partidos de futbol por televisión.

Conclusión: entre el 6 y 13 de noviembre, Colombia recorrió de manera física y dolorosa, La Divina Comedia de Dante Alighieri, tan solo llevando su indiferencia.

PD1: ¿Porqué la Ira Santa de la Ortodoxia Católica y Cristiana contra la Adopción Igualitaria? Quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra.

PD2: La agresión de la Fundación Chao Racismo contra el Soldado Micolta, es otra muestra del populismo Barato.