La palabra clave es el consenso. Con ella enfrentaremos los desafíos del 2024 con éxito. Sin ella las dificultades aumentarán y el 2024 será un mal año.
El 2023 fue un año extraño: un año de transiciones y acomodamiento a una nueva realidad económica, política y social. Un año de cambio en liderazgos locales. Un año de anuncios de muchas reformas estructurales y pocos avances. Un año de mala ejecución presupuestal en el gobierno central. Un año de transición económica del crecimiento acelerado a la desaceleración y de acuerdos políticos a dificultades en gobernabilidad. Un año de recoger buenos vientos en lo económico de 2021 y 2022, que dieron resultados en empleo, ajuste fiscal, recaudo tributario e inversión extranjera. Un año de disminución en la inflación y tasas de interés altas. Un año de muchas iniciativas y discursos y pocas “acabativas”. Un año con buena dosis de populismo, polarización y posverdades.
Viene el 2024, que a diferencia de lo que muchos piensan, puede ser más retador. No obstante, todo podría cambiar para mejorar si se dan los ajustes necesarios. Si se utilizan los aprendizajes del año anterior. Si se construye sobre lo construido, si se logran verdaderos acuerdos nacionales y si se escucha al distinto. Y esto es relevante dada la dimensión de los desafíos.
Tendremos un desafío fiscal importante, dada la inexequibilidad de buena parte de la última reforma tributaria, partidas de ingresos de dudosa probabilidad de éxito (arbitraje de litigios) y gastos adicionales no presupuestados derivados de las reformas que sean exitosas en el Congreso. En positivo podríamos dar el debate a la propuesta nueva que plantea el gobierno para ampliar la base de personas naturales a ser gravadas y el aumento de impuestos personales, la reducción de impuestos corporativos, el apoyo a sectores claves de la economía y, por qué no, eliminar exenciones regresivas en el IVA. ¡Un motivo de consenso!
Tendremos un desafío para prender los motores de crecimiento y particularmente el de exportaciones y la inversión privada. Con ellas habrá más productividad, se detendrá el aumento en el desempleo mensual desestacionalizado, seremos más competitivos y evitaremos entrar en recesión. Buen momento para iniciar la aplicación del “Acuerdo Nacional” que se ha iniciado. ¡Un motivo de consenso!
Tendremos el desafío de alcanzar acuerdos políticos, basados en las necesidades del país y en no destruir lo avanzado en salud, educación, ahorro nacional, justicia, transición energética, acceso a servicios públicos, sostenibilidad fiscal y generación de empleo. Importante construir con el Congreso, los distintos partidos políticos, el sector privado y la academia, puentes de diálogo y construcción colectiva. ¡Un motivo de consenso!
Tendremos el desafío de recuperar la seguridad en los territorios de Colombia, en que la extorsión y el secuestro no nos devuelvan al pasado. Importante revisar el rumbo de la “paz total” aprovechando los nuevos liderazgos y enviar mensajes claros a la fuerza pública y autoridades locales. ¡Un motivo de consenso!
Y tendremos el desafío de articular mejor el gobierno nacional con los gobiernos locales. En seguridad, en economía, en respuesta social, en descentralización y en acceso a recursos. ¡Un motivo de consenso!
La palabra clave es el consenso. Con ella enfrentaremos los desafíos del 2024 con éxito. Sin ella las dificultades aumentarán y el 2024 será un mal año.
La cena está servida. ¡A trabajar!
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