¿Quién podrá defendernos de los taxistas?

Sonará a cliché, pero los problemas de este país son producto, en su mayoría, de la falta de cultura.

Lo que está pasando con Uber, principalmente en Bogotá, en una vergüenza, una muestra de que hay mentes enfermas y que solo creen en la violencia como su primera opción (sí, se parece a lo que hemos padecido en los últimos 55 años).

No he utilizado Uber, familiares y amigos sí. Lo que todos destacan es el servicio, algo que en mi época de estudiante, y cuando vi Mercadeo, me enseñaron que era uno de los factores de compra más importantes. ¿Tienen buen servicio los taxistas de vehículos amarillos? Veamos:

¿Nos llevan a donde queremos y a la hora que sea?

¿Paran y nos recogen cuando está lloviendo?

¿Siempre tienen para devolvernos?

Generalizar es lo peor que podemos hacer (hay taxistas buenos y respetuosos) pero estoy seguro de que en el 98% de los casos, la respuesta a las preguntas es un rotundo no. Y seguro hay muchas más, solo me planteo estas porque siempre me han generado curiosidad. No entiendo qué pasa con los taxis cuando llueve, ¿será que no se pueden mojar porque se derriten? ¿Cómo esperan así los amarillos que la gente no opte por Uber que les brinda una experiencia diferente?

Lo dice todo el mundo (aunque suene exagerado) pero los taxistas no deben salir a agredir sino mejorar su actitud y servicio al cliente, con eso y teniendo en cuenta que por cada Uber hay 100 o más amarillos, la competencia se les vuelve muy fácil. ¿No creen?

Pero no, ellos prefieren quebrar vidrios, bloquear el paso, pintar los carros y culpar a los demás de su propia incapacidad y, en el fondo, de su corta inteligencia.

Carolina Muñoz (@caromunozb), una tuitera muy aguda, publicó este fin de semana un video (https://twitter.com/Caromunozb/status/830209366187991046)  en el que se ve a un taxista bloqueándole el paso a un vehículo que según él era un Uber. El video lo grabó el conductor agredido. Lo más grave de todo es que el señor iba con su esposa e hija llegando a casa. Las imágenes que duran poco más de un minuto, son indignantes sobre todo por la niña que se asusta y empieza a llorar. Como padre, de inmediato pensé en mi hija que desde la primera vez que usó Uber, dijo que no quería volver a los taxis amarillos. ¿Cuál sería su reacción si un día va en uno y a ese carro lo agreden? ¿Y si le hacen daño?

Es muy triste ver todo lo que ha pasado con estas agresiones y darnos cuenta de la poca reacción de las autoridades y su falta de efectividad para evitar que continúen. ¿Necesitan un muerto para tomar cartas en el asunto? Lo denunciaba hace unos días Francisco Santos cuando lo entrevistaron por un caso en Bogotá y trajo al recuerdo lo que le pasó a su hija Carmen y la brutal agresión que recibió un Uber en el que iba con unas amigas. ¿Qué pasó con ese hecho? Nada, absolutamente nada y eso que fue un caso mediático y que tiene que ver con la hija de un personaje público, nada más y nada menos que un exvicepresidente.

¿Qué pasa entonces cuando no pasa nada? Pues perdemos la fe en la justicia y en las autoridades. En algún momento los Uber se van a cansar, dejarán de recibir agresiones como si fueran regalos y pasarán a la defensa que no es más que un buen ataque. En ese momento seremos testigos de lo de siempre y nos culparemos de nuestra falta de cultura, el eterno círculo vicioso en el que rodamos desde hace más de 200 años en Colombia.