La historia del uso de la ropa de segunda mano se remonta a la Europa de la Edad Media, los costos de producción de las prendas eran muy elevados, por tanto, los consumidores de recursos medios-bajos normalmente se veían obligados a comprar ropa de segunda mano.
El uso de la ropa de segunda mano comienza a olvidarse en la segunda mitad del siglo XVIII, con la confección de prendas masivamente los costos de producción y precios de venta disminuyeron, lo que le permitía a la mayor parte de la población comprar ropa nueva.
Las personas empezaron a preferir comprar diseños exclusivos que, aunque pierden su novedad en periodos cortos de tiempo, le permiten a quien los usa sentirse "a la moda", lo que en su momento se convirtió casi que en una necesidad para encajar socialmente.
El sector textil creció exponencialmente, pues las tendencias de moda empezaron a cambiar con cada estación, con cada abundancia y/o escasez de productos diferentes, etc. Lo que provocó el consumo excesivo de estos bienes.
Solo hasta hace muy poco la ropa de segunda mano ha vuelto a ganar importancia en el mercado, como alternativa para mitigar los impactos ambientales que se generan en la industria textil y promover el reciclaje y/o reutilización de un bien que sigue estando en buenas condiciones.
Los impactos negativos causados por el sector, además de la explotación laboral en algunos casos, ha llevado a que el sector (y la población en general) explore alternativas de negocio y de consumo; como la promoción nacional e internacional del re-uso de prendas de vestir.
1. Minimización de la sobre-producción de lotes de ropa.
2. Reducción de la contaminación química, los vertimientos en el agua y la huella de carbono.
3. Aumento en la producción de prendas y calzado fabricados con fibras textiles recicladas post-consumo.
1. Heredar la ropa que ya no se usa a amigos y/o familiares, o generar ganancias a partir de la ropa que ya no se usa, pues existen plataformas digitales y tiendas especializadas en negociar con este tipo de artículos.
2. Ir más allá de las tendencias o el tipo de diseño. Apostar por el consumo de productos sostenibles; aquellos que utilizan como insumo fibras recicladas, tomar una postura ética y consciente frente al origen de las prendas y sus impactos ambientales y sociales antes de comprarlas.
Sí, consiste en generar la menor cantidad posible de residuos, en el uso de materiales amigables con el medio ambiente y garantizar condiciones de trabajo dignas a todo aquel que participe en el proceso productivo.
El mercado de ropa de segunda mano es sumamente positivo y ayuda a mitigar los impactos negativos sociales y ambientales generados por la industria textil, sin embargo, la ropa 100% sostenible es la que desde el diseño garantiza una producción SOSTENIBLE.
En Colombia tenemos muchas alternativas para gestionar la compra y venta de prendas de segunda mano y prendas ecológicas, de esta manera tenemos la oportunidad de tomar una postura más ética y consciente respecto a nuestros hábitos de consumo.
2. Fuente: Buena Gente Periódico3. Fuente: Twitter4. Fuente: Twitter5. Fuente: Youtube6. Fuente: WWF7. Fuente: Twitter8. Fuente: Twitter9. Fuente: Mongabay10. Fuente: International Center for Journalists11. Fuente: Memorias conversadas