Dia De los Muertos: La valentía de la finitud

Por: Diego Camargo R.

¿Hacemos ejercicio y nos cuidamos para vivir bien o para no morir?

En los últimos años, la consciencia sobre el cuidado del cuerpo y la salud ha aumentado considerablemente.

Sin embargo, algunos mencionarán que esta es una forma de huir o escapar de la muerte, no hay una cultura de la salud, sino del aferrarse desesperadamente al tiempo que tenemos en este plano.

 Hablemos un poco sobre
El día de los muertos ¿Listos?

Ante esta realidad, la cultura heredera de los Aztecas, tiene una sabiduría interesante que ofrecernos.

Es el lugar perteneciente a la cosmogonía de las comunidades indígenas que habitaron una vez el territorio mexicano donde, se dice, descansan las almas de aquellos que han partido de este plano terrenal.

Sin embargo, la línea entre la vida y la muerte es tan delgada, que durante un día los familiares de los difuntos podían reunirse con ellos y ayudarlos en su viaje espiritual. Comida, bebida, canciones y charlas se manifiestan como ofrendas en este día.

Al llegar la fe católica al continente americano, estas comunidades fueron obligadas a dejar de lado sus creencias para asumir la creencia en los santos del cristianismo.

Afortunadamente, los seres humanos somos capaces de adaptarnos con facilidad, y de la mezcla de ambas religiones (sincretismo) nació la celebración del día de los muertos.

1 Y 2 de noviembre se conmemora en México el momento en el que las almas de los difuntos regresan a este mundo y reciben ofrendas por parte de sus familiares.

El velo de la vida y la muerte se debilita y, por una noche, espíritus y mortales se unen para mirar con ojos de esperanza y alegría el misterio de la finitud.

Nuestra naturaleza es esencialmente religiosa. Así, cargamos de sentido y significado todo lo que nos ocurre, aún aquello de lo que no tenemos certezas
¿Qué hay después de la muerte?

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Libreto: Diego Camargo Rivas

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