Colombia necesita gobernantes de abajo

Colombia es un país diverso, podemos encontrar en la variedad de climas, variedad de razas y una exuberante proliferación de diferentes culturas que hacen de este país un territorio único en su heterogeneidad. Debido a que es un país muy heterogéneo necesita un gobierno que comprenda la complejidad territorial de nuestro país, sin embargo, Colombia ha sido gobernada por élites que nunca han sido capaces de comprender las entrañas de nuestra nación, de nuestras culturas, de nuestra diversidad.

Las élites colombianas que gobernaron el país desde la independencia, pasando por las luchas de la patria boba, las luchas bipartidistas, hasta nuestros días, han sido principalmente oligarquías, es decir, familias políticas que se han alternado el poder de un país que ni conocen. Cómo podrían conocer los miembros de las oligarquías colombianas este país, si se educan en el extranjero o en lujosos colegios y universidades bogotanas, en las que nunca han tenido contacto con las entrañas de nuestra nación. Cada región de Colombia posee luchas y problemas distintos, estructuras culturales y socioeconómicas diferentes, como es natural en un país tan diverso.

No es lo mismo la lucha que llevan los negros en el Chocó a la de los wayúu en la Guajira, pues la similitud más grande que une estas luchas es que históricamente estos pueblos han sido excluidos y oprimidos; por tanto, no es lo mismo la lucha de un bogotano joven, a la lucha que lleva un joven de origen campesino en la costa caribe. Que sean diversos no quiere decir que no haya una cohesión social alrededor de estas colectividades, de hecho sus luchas son muy parecidas y se diferencian en pequeños aspectos, pero giran en torno a lo fundamental: justicia social, educación, salud, voz y voto. Entender la composición de nuestro país debe ser un requisito para quien pretenda gobernarlo, pero conocer la diversidad de nuestro país, no solo implica el trabajo intelectual de conocer de manera alejada los asuntos que conciernen a la lucha de nuestros pueblos, implica también vivirlos de algún modo, donde ciertas comunidades cuenten con autonomía que, les permita resolver sus propios problemas en base a sus necesidades, y no que les impongan desde el centro modelos importados desde Europa.

Esto no garantiza buenos gobernantes, pues existen otros factores a tener en cuenta como la corrupción o la incapacidad, pero al menos nos da la posibilidad de empoderar a los hijos del pueblo, es decir, nos da la capacidad de ser representados verdaderamente. Las élites colombianas han fracasado por intentar construir el país desde el centro o desde el extranjero donde no pueden conocerlo y por ello no pueden aprovechar los distintos capitales, tales como el humano, y, el cultural para solucionar problemas puntuales que no son pocos debido a la naturaleza diversa de nuestro país. Por esto Colombia necesita gobernantes que vengan de abajo, que conozcan en carne propia las distintas luchas sociales, que no se hayan criado en una burbuja bogotana o extranjera, y que conozcan de primera mano la complejidad y la diversidad territorial del país, para que puedan hacer de ella un arma de potenciamiento y de desarrollo nacional.

Johnatan Cabria

Estudiante de lingüística y literatura en la universidad de Cartagena. Amante de política, medio ambiente y la cultura.