UNIVERSOS INFINITOS. TEORÍAS CIENTÍFICAS QUE SUENAN A FICCIÓN

Todas las grandes teorías científicas suelen ingresar al mundo de los humanos entre humoradas más o menos ingratas. Con el tiempo, se las va tolerando y, finalmente, se las trata como si fueran de la familia.

La teoría del multiverso, según la cual existirían inabarcables universos con leyes naturales muy diferentes al nuestro, no es ajena al proceso. Y, puesto que algunos descubrimientos ocurridos en 2013 han puesto de moda el asunto, no viene mal repasar los fundamentos de las ideas más barajadas por la Física.

Uno de los debates más complejos en cosmología atañe a la forma del universo. Hay tres geometrías posibles: esférica, hiperbólica o plana. Si resultase ésta última, al no curvarse sobre sí mismo el Cosmos se extendería de manera infinita. Pero, puesto que la física cuántica establece que las diferentes configuraciones de la materia tanto en el espacio como en el tiempo son limitadas, un universo infinito implica que en algún punto se agotarían todas las formas posibles que tienen las partículas para organizarse, de modo que en algún punto habrían de repetirse las combinaciones ya existentes.

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Así que, de vivir en un universo plano, cada cual tendría una versión gemela de sí mismo, en realidad infinitas versiones, repartidas por un interminable tejido espacio-temporal de universos paralelos.

Aparte de esta idea, hay otra que se deriva de un universo infinito, y es que el Big Bang sería un suceso habitual, de donde surgirían universos como quien infla globos para una fiesta de cumpleaños. O, más análogamente, sería como un baño de espuma donde burbujas van y burbujas vienen. En cada una de ellas, las constantes de la naturaleza adquirirían un valor diferente, de modo que habría tantas rarezas y leyes físicas absurdas, desde nuestro limitado punto de vista, claro está, como se quiera imaginar.

Otra teoría con bastantes adeptos es la llamada “cosmología de branas”, según la cual nuestro universo está dispuesto como una rebanada en un pan de molde, donde cada una de las otras rebanadas es otro universo diferente.

Hay otra implicación en esta idea, y es que las rebanadas serían en realidad como láminas flotando en una realidad superior que las contiene. Y puesto que nuestro universo tiene cuatro dimensiones –tres espaciales y una temporal—, la realidad que lo contiene tiene al menos otra dimensión más que lo alberga. En esta teoría, sucesos como el Big Bang serían el resultado de un choque entre dos branas.

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Por otra parte, la mecánica cuántica nos dice que, antes de materializarse como partícula, ésta era una onda de probabilidad presente a lo largo y ancho de todo el universo. Para que todo el mundo lo entienda, las partículas elementales, como electrones y fotones, no son en realidad “bolitas” sino retales de bruma que se disuelven por un área inmensa. Sólo cuando se produce una observación la niebla se disipa y aparece la “bolita” en algún punto de los que antes ocupara la bruma. Y esta aparición responde a una tabla de probabilidades, donde las opciones son mayores en un lugar y menores en otros, pero nunca son definitivas hasta que se ejecuta la medición.

Pero resulta que las ondas pueden dividirse cuando chocan contra algo, como otra onda que se le cruce; de modo que lo que antes era una onda, se transforma en dos o más ondas. Y, de la misma manera, la onda de probabilidad que describe la mecánica cuántica se puede bifurcar, con lo que tras cada división, esto es, con cada probabilidad que surge en el desenlace de un suceso, como tomar un camino a la derecha o a la izquierda, estaríamos ante la creación de nuevos universos que emergen del anterior y reproducen las distintas alternativas, dando origen asimismo a nuevas probabilidades y, con cada una de ellas, a nuevos universos, como explica el físico Michio Kaku en este vídeo.

Esto último quizás suene demasiado extravagante para ser considerado ciencia. Sin embargo, no sólo lo es, sino que se trata de la teoría con mayor éxito empírico en la historia del conocimiento científico.

Ahí es nada…

Rafael García del Valle Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Salamanca (España). Persigue obsesivamente los misterios de la existencia, actividad que contrarresta con altas dosis de literatura científica para no extraviarse en un multiverso sin pies ni cabeza. Es autor del blog www.erraticario.com
Rafael García del Valle
Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Salamanca (España). Persigue obsesivamente los misterios de la existencia, actividad que contrarresta con altas dosis de literatura científica para no extraviarse en un multiverso sin pies ni cabeza.
Es autor del blog www.erraticario.com

 

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