Una estrategia para unir y salvaguardar a Europa

El propósito -y hasta la supervivencia- de la Unión Europea están siendo cuestionados como nunca antes. En verdad, los ciudadanos de Europa y el mundo necesitan una UE fuerte ahora más que nunca.

El propósito -y hasta la supervivencia- de la Unión Europea están siendo cuestionados como nunca antes. En verdad, los ciudadanos de Europa y el mundo necesitan una UE fuerte ahora más que nunca.

La región más amplia de Europa se ha vuelto menos estable y más insegura en los últimos años. Es más, las crisis dentro y fuera de las fronteras de la UE están afectando de manera directa las vidas de todos los ciudadanos europeos.

En tiempos difíciles como estos, una UE fuerte es una unión que piensa estratégicamente, comparte una visión y actúa en conjunto. Luego de la votación del Reino Unido para salir de la UE, los europeos por cierto tendremos que repensar cómo funciona nuestra Unión; pero sabemos muy bien cuál es nuestro objetivo. Sabemos cuáles son nuestros principios, nuestros intereses y nuestras prioridades. Este no es momento para la incertidumbre política. La UE necesita una estrategia que emparente una visión compartida con una acción común.

Ninguno de los estados miembro de la UE, por sí solo, tiene la fortaleza necesaria como para encarar las amenazas que enfrenta Europa. Tampoco pueden aprovechar las oportunidades que hoy presenta la economía global. Pero tratándose de una Unión de más de 500 millones de ciudadanos, el potencial de Europa no tiene parangón.

Nuestra red diplomática es amplia y profunda, y cubre cada rincón del mundo. Desde un punto de vista económico, estamos en el G3 del mundo, junto con China y Estados Unidos. Somos el principal socio comercial e inversor extranjero de casi todos los países del mundo. En conjunto, los estados miembro de la UE invierten más en cooperación para el desarrollo que el resto del mundo junto.

Sin embargo, también resulta evidente que en Europa no estamos aprovechando plenamente este potencial, al menos no todavía. Una gran mayoría de nuestros ciudadanos entiende que necesitamos asumir una responsabilidad colectiva por nuestro papel en el mundo. Nuestros socios también esperan que la UE desempeñe un rol importante, inclusive como proveedor de seguridad global.

La UE sólo puede cumplir con las necesidades de sus ciudadanos y hacer que sus asociaciones funcionen si todos actuamos en conjunto -las instituciones y los gobiernos nacionales de la UE, en todos los niveles, unidos-. Este es exactamente el objetivo de la Estrategia Global para la Política Exterior y de Seguridad de la Unión Europea, que recientemente presenté ante los líderes de los estados miembro, y ante la Comisión Europea y el Consejo Europeo.

Esta Estrategia, la primera de la UE en más de una década, se centra en las capacidades de defensa y en el antiterrorismo tanto como en las oportunidades laborales, la inclusión social y los derechos humanos. Se ocupa del fortalecimiento de la paz y la resiliencia de los estados y las sociedades dentro y alrededor de Europa.

La UE siempre se ha enorgullecido de su poder blando -y seguirá haciéndolo, porque somos los mejores en ese terreno-. Pero la idea de que Europa es una «potencia exclusivamente civil» no le hace justicia a una realidad que evoluciona. Por ejemplo, la UE actualmente conduce 17 operaciones militares y civiles en todo el mundo. En lugares tan alejados como Afganistán y Congo, Georgia y el Sahel, Moldavia, Somalia y el Mediterráneo, miles de hombres y mujeres sirven bajo la bandera europea. Para Europa hoy, el poder blanco y el poder duro van de la mano.

La Estrategia alimenta la ambición de una autonomía estratégica para le UE, necesaria para promover los intereses comunes de nuestros ciudadanos, así como nuestros principios y valores. Sin embargo, sabemos que la mejor forma de lograr prioridades es cuando no estamos solos, y en un sistema internacional basado en el multilateralismo y en reglas, no en policías globales y guerreros solitarios.

Es por ese motivo que la UE seguirá profundizando el vínculo transatlántico y nuestra asociación con la OTAN, al mismo tiempo que nos conectaremos con nuevos actores y exploraremos nuevos formatos para promover nuestra Estrategia. La UE invertirá en instituciones regionales, y en cooperación dentro de las regiones y entre regiones. E impulsaremos reformas de gobernancia global que puedan hacer frente a los desafíos de este siglo.

Mientras llevamos esto a la práctica, nos comprometeremos de una manera práctica y ejemplar, compartiendo responsabilidades globales con nuestros socios y propiciando sus fortalezas. Luego de dos décadas de propagar incertidumbres globales hemos aprendido una lección clara: las debilidades de mi vecino y las debilidades de mi socio son mis propias debilidades. De manera que avanzaremos más allá de la ilusión de que la política internacional puede ser un juego de suma cero.

Actuar con resolución en este sentido beneficiará a cada uno de los estados miembro de la UE -y a cada ciudadano de nuestra Unión-. Pero sólo una Europa verdaderamente unida y comprometida puede alcanzar todos los objetivos delineados aquí. Unir todas nuestras culturas para alcanzar nuestros objetivos compartidos y defender nuestros intereses comunes es un desafío diario, pero también es nuestra mayor fortaleza: la diversidad es lo que nos hace fuertes.

Nuestros intereses son, por cierto, intereses europeos comunes, y la única manera de defenderlos es a través de medios comunes. Es por eso que todos los europeos, y todos los estados miembro de la UE, tienen la responsabilidad colectiva de fortalecer nuestra Unión.

El pueblo de Europa necesita unidad de propósito y acción entre nuestros estados miembro. Un mundo frágil exige una UE más segura y responsable, equipada con una política exterior y de seguridad que mire hacia afuera y hacia adelante. La nueva Estrategia Global nos guiará en nuestro progreso hacia una Unión que verdaderamente cumpla con las necesidades, esperanzas y aspiraciones de sus ciudadanos; una Unión que se base en el éxito de 70 años de paz; y una Unión lo suficientemente fuerte como para contribuir a la paz y la seguridad en nuestra región y en todo el mundo.

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