Tienen razón los del NO

Ni los del Si ni los del No somos homogéneos, nada más alejado de la realidad y, claramente, no votamos porque un grupo nos represente en la consolidación de un pacto nacional de autoproclamados voceros de las intenciones políticas de millones de colombianos, esa votación no eligió a nadie; era para que expresáramos nuestra opinión sobre una acción de gobierno y ese alcance tenia.

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Son muchos los resultados catastróficos del pasado 2 de octubre, el mayor tal vez es que el proceso de paz este sometido a una incertidumbre política y jurídica que ya empieza a tener resultados humanitarios lamentables. Pero otra consecuencia, bastante lamentable, es que la opinión publica parece identificar en dos grupos homogéneos la sociedad, además en palabras monosílabas.

Ni los del Si ni los del No somos homogéneos, nada más alejado de la realidad y, claramente, no votamos porque un grupo nos represente en la consolidación de un pacto nacional de autoproclamados voceros de las intenciones políticas de millones de colombianos, esa votación no eligió a nadie; era para que expresáramos nuestra opinión sobre una acción de gobierno y ese alcance tenia.

El cinismo de los autoproclamados voceros del No es terrible, tomaron por rehén el proceso; forzaron un nuevo acuerdo que se limitó a hacer claridades en el texto para que las falsas interpretaciones que hicieron del acuerdo y convirtieron mediante publicidad en verdad mediática quedaran absueltas de dudas.

Es apenas obvio que el nuevo acuerdo no resuelva las demandas de sus opositores, porque no le está dado a un documento dejar de ser lo que nunca ha sido. No podría el nuevo acuerdo más que aclarar los forzados mal entendidos.

Claro que no se recogieron las propuestas del no, porque no podía cumplirse la promesa de eliminar la parte del acuerdo que decía que Colombia sería una república socialista gobernada entre cubanos, venezolanos y una logia internacional de homosexuales. No lo quitaron porque no estaba, les hicieron conejo.

Dicen que los buenos mentirosos deben creerse una mentira para poder convencer al resto, pero insistir una vez te descubren es delirio.

La realidad es que los falsos profetas del NO, son políticos tradicionales capaces de someter al país a la peor de las incertidumbres con el único objetivo de mantenerse vigentes en la agenda pública; claro que les conviene el proceso, lo que no les conviene es la paz y por eso van a alargarlo cuanto puedan. No en busca de una solución, sino con el propósito de mantener el protagonismo que les otorga su condición de secuestradores de la paz.

Les hicieron conejo, es obvio, tienen razón porque sus intenciones nunca tuvieron que ver con el documento del acuerdo. Y el fin del proceso, que no es otra cosa que el inicio de la construcción de la paz, les tiene reservado un buen lugar en el olvido contra el que están dispuestos a hacer cualquier cosa, especialmente la guerra.

Carlos Mario Patiño González

Abogado de la Universidad de Antioquia, Magister en Derecho económico del Externado de Colombia, de Copacabana-Antioquia. Melómano, asiduo conversador de política y otras banalidades. Tan zurdo como puedo pero lo menos mamerto que se me permita.