No pateen a mis estudiantes

Dentro de la asignatura de “Proyectos de Inversión”, cada grupo exponía sobre una gran obra de infraestructura en ejecución en Colombia. Luego de cada exposición, di el feedback a cada persona sobre su performance; recuerdo que a una de ellos le dije “…pudo haber más fuerza, sé que puedes hacer una presentación mucho mejor”, a lo que me respondió “profesor, lo sé, es que, por motivos ajenos a mí, hoy estoy algo nerviosa”. Preocupante.

Dentro de la asignatura de “Proyectos de Inversión”, cada grupo exponía sobre una gran obra de infraestructura en ejecución en Colombia. Luego de cada exposición, di el feedback a cada persona sobre su performance; recuerdo que a una de ellos le dije “…pudo haber más fuerza, sé que puedes hacer una presentación mucho mejor”, a lo que me respondió “profesor, lo sé, es que, por motivos ajenos a mí, hoy estoy algo nerviosa”. Preocupante.

En la asignatura de “Sostenibilidad Corporativa”, mientras preparaba herramientas de clase, se me acerca una estudiante y me comenta, “¿podría por favor pasarme las diapositivas de la clase pasada?”, su petición fue algo extraña por el tono en que lo hizo. Inquietante.

Finalmente, en otro grupo de la asignatura descrita en el párrafo anterior, durante la clase, una estudiante sostuvo un pañuelo que ocultaba su nariz, imaginé que le afectaba el aire acondicionado; al finalizar la clase, se acerca a mí y me solicitó realizar una actividad para recuperar un trabajo que no pudo realizar; esta vez el impacto fue mucho mayor que los ejemplos anteriores, porque la persona en mención, tenía los ojos rojos de tanto llorar, casi no podía hablar, se le notaba muy nerviosa.

En los tres casos anteriormente descritos hubo un factor común: se amedrentó a las estudiantes antes de clases, todas estuvieron afectadas psicológicamente, se les vulneró el derecho a la seguridad, y en uno en particular, el derecho a la justicia. Todas fueron atracadas.

Los atracos son lamentablemente un hecho común, y muy tristemente lo hemos naturalizado. Este es uno de los problemas. Independientemente de lo monótono del flagelo, a mí me ha afectado mucho, me resulta potente el entrar a varias asignaturas y percibir como uno de estos episodios afecta tanto a mis estudiantes, cómo disminuyen su rendimiento, cómo pierden sus herramientas académicas, cómo se les vulnera sus derechos. Yo me niego a naturalizar este problema.

En el primer caso que relaté, a la estudiante la atracaron con arma de fuego, le arrebataron todas sus herramientas académicas, ella venía hacia mi clase. (Lo lamenté). El segundo caso fue el peor -o eso creo-, a las dos estudiantes (porque fueron dos al mismo tiempo), las amedrantaron con arma de fuego, les quitaron sus pertenencias y como si fuera poco, las patearon, en ese episodio, fueron tres hombres, y ellas venían de camino a la universidad.

Lo peor fue cuando se dispusieron a denunciar, en la comisaría de policía su dolor se agudizó: 1. Les dijeron que no podían aceptar su denuncia porque aún no eran las 8 am. 2. Les recomendaron no colocar la denuncia porque ello incrementaría la tasa de delincuencia en la ciudad, y eso los perjudicaría posteriormente. A ellas les dolió más esto, que las patadas y el atraco mismo. Que te violente un delincuente, hasta se comprende; pero que lo hagan los que te deben defender: Inadmisible. Peor fue la frustración para ellas, estudiantes de Derecho.

El último caso que mencioné, no sé cómo ocurrieron los hechos, porque el personaje aludido casi ni puede hablar. Debió ser un episodio oscuro y muy doloroso para que ella terminara así su día.

Por el respeto a todos mis estudiantes, levanto la voz. Les comento en cada clase que ellos deben ser el cambio, no deben escoger a dirigentes corruptos; todos somos culpables, todos debemos levantarnos. A las autoridades policivas y de seguridad de Santa Marta, vigilar aún más, y evitar a como dé lugar, que se rechace una denuncia o que se persuada para que no se coloque, esto jamás debe ocurrir. A la Universidad del Magdalena, presionar a todos los estamentos, para que nuestros estudiantes se sientan más seguros; ellos salen de sus hogares a educarse, el colmo que la delincuencia les amedrante sus iniciativas, que les perjudique su desarrollo académico.

A todos los que leen este artículo, No naturalicemos este tipo de fenómenos, actuemos, levantemos la voz. Al ciudadano de a pie, que vota, elige, y tiene hijos: No permitan que pateen a ningún estudiante del país; ellos están haciendo su parte, hagamos nosotros la nuestra.

 

Juan David Cruz Negrete

Profesional en negocios, especialista en proyectos de inversión y magíster en dirección de empresas. Feminismo y Ahimsa. Nací en la multiculturidad hecha península; La Guajira.