NI PAZ NI SEGURIDAD

Mucho se ha hablado de la gestión de este gobierno, que se acaba de reelegir y por consiguiente sus políticas, las cuales han permitido que el terrorismo vuelva a escalar peldaños en la realidad nacional y recupere el protagonismo que había perdido en el gobierno de su antecesor el ex -presidente Uribe. La actitud pasiva y blandengue de Santos es un bálsamo para los terroristas, quienes hace unos años no encontraban donde esconderse.

El descuido del gobierno Santos con respecto al tema fundamental de la seguridad en toda la nación es evidente, a pesar de que pone a su ministro a hablar fuerte en los micrófonos y se presume de operaciones militares como la de Cano, que a la larga era la continuidad de un seguimiento que inició desde el gobierno Uribe Vélez y que por fortuna llegó a un final feliz con la caída de ese bandido.

Pero el desmoronamiento del imperio de la ley y la popularidad de las instituciones en Colombia es totalmente evidente, siendo la seguridad el factor más golpeado por el terrorismo con el que Santos negocia.  Por ejemplo, según el ministerio de defensa desde el año 2002 a 2010 se pasó de 1.645 casos de terrorismo a 471 bajo la Seguridad Democrática, con éste número arrancó el gobierno Santos, su gestión finalizó en el primer semestre de 2014 donde se contabilizaron 1.227 atentados terroristas según un informe que revela la Revista Semana, mostrando este ítem un incremento del 260,5%, número a todas luces alarmante, así que por un lado los bandidos hablan de paz pero por el otro aterrorizan a la población y violan el DIH, como en aquel sonado caso en Inzá que el incauto y el pacifista ignoran, “la paz es costosa”, dicen.

El gobierno ha bajado la guardia impulsando una cultura de paz cuando la realidad colombiana no lo permite,  por ejemplo es terriblemente preocupante que los casos de extorsión en el país se han disparado de una manera bestial, según el informe de Semana se pasó de 1.352 casos registrados en 2010 a 4.805 conocidos a finales de 2013 siendo este un incremento del 270%, así que mientras se le vende irresponsablemente a la sociedad colombiana una pomposa paz y se le ilusiona con el pos-conflicto cuando ni siquiera se ha acordado el final de la guerra se comete un grave error,  también mientras los terroristas minan la confianza de los colombianos reiterando una y otra vez que no entregarán sus armas, posiblemente llegue un referendo para avalar los acuerdos que allí en Cuba se proscriben, donde el terrorismo amedrentará con los fusiles para que le sean aprobados todas las concesiones y el ciudadano indefenso en varias partes del país tendrá que acceder a la brava.

La inexistente política de seguridad de éste gobierno también ha tocado el aspecto económico del país y su libre desarrollo  como ha sucedido con COLFECAR, el gremio de transportadores de carga ha sido terriblemente afectado por el accionar de los “amigos de la paz”, este año se han contabilizado más de 100 vehículos incendiados por el terrorismo, éstos “gestos de paz” le han costado a nuestros transportadores más de $90mil millones de pesos, llevando esto a que varios compatriotas se han quedado sin sustento por el accionar bárbaro de estos sujetos.

Además es muy alarmante como las FARC han arreciado sus ataques contra la infraestructura del país, en especial la petrolera, parece que no se resistieran a dejar un oleoducto sin estallar. Por ejemplo, según un documento interno de Centro Democrático al finalizar el mandato Uribe Vélez los actos de terrorismo contra la infraestructura se ubicaban en 150. Hoy ya superan los 400 bajo la administración Santos según Semana mostrando un incremento del 267%.

También cabe resaltar que desde el inicio de los diálogos de paz en Cuba han sido asesinados en Colombia 738 miembros de la fuerza pública. Un número bastante alarmante, y que demuestra el poco pudor y respeto que tiene el terrorismo, el cual se ha llevado a todas luces por delante el protocolo internacional, como en aquel sonado caso donde amarrados a un árbol asesinaron a dos militares con tiros de gracia en su cuello. Después salieron a disculparse que porque los militares no se habían dejado secuestrar. Que infamia. Y eso que no hablamos de la delincuencia común que diariamente se devora cada vez más la percepción de seguridad en las ciudades, el ciudadano estupefacto e indefenso vive ante el hampa.

Para terminar es pertinente hacer un llamado al gobierno para que tome una actitud seria y frontal contra éstos nuevos brotes de inseguridad y terrorismo desbocado, ya que afectan claramente la tranquilidad de los colombianos y el desarrollo económico de la nación. Es hora de que recapacite Santos y su séquito, porque entre más afloje el bandido aprovechará esa mano temerosa y ambigua que muestra. No hay que engañar hablando de paz mientras las acciones violentas aumentan, en el gobierno del “nunca antes en la historia” y “preparémonos para la paz” las utopías están a la orden del día. Y el incauto las cree.

@Rafaristizabal

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