Los otros hijueputas

Yo sé, y estoy totalmente seguro, que ustedes año tras año, por los tiempos de enero, van a las tiendas a comprar algo, luego revisan la devuelta y ven que les han devuelto menos. Luego, preguntan: ¿subió?, y la respuesta cortante y retadora del tendero es: “¡Todo subió!” o “¡Todo está por las nubes!”. Que no nos crean tan güevones porque son muchos de ellos los que quieren que todo esté por las nubes, sin ser indiferente a que efectivamente sí hay muchos productos por las nubes, especialmente los provenientes del campo (un tomate pequeño le vale a mi abuela 300 pesos), pero no TODO está por las nubes, ni TODO tiene por qué subir sus precios.

Yo sé, y estoy totalmente seguro, que ustedes año tras año, por los tiempos de enero, van a las tiendas a comprar algo, luego revisan la devuelta y ven que les han devuelto menos. Luego, preguntan: ¿subió?, y la respuesta cortante y retadora del tendero es: “¡Todo subió!” o “¡Todo está por las nubes!”. Que no nos crean tan güevones porque son muchos de ellos los que quieren que todo esté por las nubes, sin ser indiferente a que efectivamente sí hay muchos productos por el cielo, especialmente los provenientes del campo (un tomate pequeño le vale a mi abuela 300 pesos), pero no TODO está por las nubes, ni TODO tiene por qué  subir sus precios.

Ellos son los otros de este país que tampoco colaboran con el pueblo ya masacrado por las altas tarifas que desde arriba imponen. Ellos ponen de su parte al subirle 100 o 200 pesos a todos sus productos, sin justificación alguna. Ya es costumbre subir los precios porque año nuevo, precios nuevos.

Por mi barrio, por ejemplo, ya los cigarrillos subieron 100 pesos, las comidas rápidas subieron 500 pesos, la cerveza también subió 500 pesos, y ya los productos de la canasta familiar están con alzas entre 200 y 300 pesos.

Por otra parte, y no puedo seguir de largo sin mencionar esto, EPM en Medellín ya subió descaradamente las tarifas de energía, aunque de manera disimulada, debo decirlo, y atendiendo al llamado del Ministerio de Minas y Energía, que dicho sea de paso, tiene a un ministro cuya esposa tiene contratos con el Gobierno por más de 5.000 millones de pesos, y cuyo llamado entonces tiene que ver seguramente con este cuento del fenómeno del niño. Pero son tan considerados que para “no afectar la economía de los hogares”, harán un aumento mes a mes de 1.5%, lo cual quiere decir que para octubre, una familia que pagaba cerca de 90.000 de servicios públicos, estará pagando cerca de 15.000 de más, como va a ser el caso mío. Pónganle la firma, y me dejo de llamar como me llamo, que una vez pase esta vaina del fenómeno del niño, las tarifas seguirán en aumento, pero ya se inventarán otra excusa (ver aumento). EPM es obediente en este aspecto de alzas, pero cuando desde el Gobierno ordenaron apagar los alumbrados navideños antes de tiempo, se hicieron los de la vista gorda. Así mismo son muchos tenderos, desobedientes en muchos aspectos, pero obedientes cuando escuchan alzas, que a veces ni existen pero ellos las quieren imponer.

Ellos se parecen a nuestros gobernantes que nos meten alzas y se inventan cualquier argucia, y nosotros, como buenos bobos, decimos “ah, bueno”. Ya le he dicho a varios que este producto (el que tenga en ese momento en las manos), no ha subido de precio, que otra cosa es que ellos quieran parecerse al gobierno al subir todo porque sí. Inventan cualquier cosa y solo encojen los hombros y dicen: “Ah!, vaya entonces compre a otra parte”. ¡Cuál otra parte!, si pareciera que todos van al mismo centro que los entrenan a subir los precios, siendo así igual que esos atornillados arriba en el poder.

Conozco tenderos con apartamentos, casas, carro y hasta local propio. Eso, evidentemente a costa de trabajo duro, claro, quién dice que no, pero también a costa de aumentos indiscriminados que solo arrebatan las horas de trabajo también duro del obrero que trabaja en sus casas. Tal cual gobernante colombiano, excepto que, cosa que hay que aceptar, trabaja más duro el tendero que el congresista, el ministro o el presidente.

Acá no nos va a matar el fenómeno del niño. Nos va a matar la  falta de solidaridad entre nosotros, que lleva a  que nos colaboramos para golpearnos, robarnos y matarnos entre nosotros, pero no hacemos nada por darle rejo y poner en cintura a los de arriba, que contentos, ven como nos acabamos entre nosotros mismos.

 

Santiago Molina

Licenciado en Humanidades, Lengua Castellana de la Universidad de Antioquia.​

Comentar

Clic aquí para comentar

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.