Hola, gracias por aceptarme. ¿Puedo hacerte una pregunta?

Ha estado de moda por estos días en redes sociales, ver en nuestro perfil de inicio, cientos de solicitudes de amistad variadas y clasificadas, y de hecho lo son, pues generalmente quien oprime la opción de agregar, cuenta con un perfil casi que preestablecido; fotografías donde se dejan ver con ropa medianamente formal, mensajes de motivación personal y crecimiento empresarial, y que no falte, la foto con un grupo de amigos con las mismas características en una “reunión” o seudo-junta. No hay nada malo hasta ahí, todo empieza a ser molesto cuando una vez aceptada la solicitud, aparece el famoso:

“Hola, como estas? gracias por aceptarme! puedo hacerte una pregunta?”

De ahí en adelante, todo el texto copiado, repetitivo, harto y hasta con errores de ortografía ya todos lo conocemos, y se debe decir que lo que llama la atención no es el alto grado de desocupación que se evidencia de quienes practican lo antes descrito, ni siquiera el hecho de que acostumbremos a aceptar a cuanto sujeto nos agrega en redes sociales, pues ello podría justificarse en el ánimo de difusión de lo que compartimos o en los intereses políticos que pueden alimentarse en plena era de las tecnologías de la información y comunicación, sino más bien lo que preocupa es el fondo del asunto.

En los últimos tiempos, variedad de empresas extranjeras en la mayoría de los casos asiáticas, se han asentado en Colombia, adoptando el discurso de la libertad o flexibilidad laboral, la independencia económica y el crecimiento empresarial, que en últimas no es nada diferente al disfraz de los sistemas contemporáneos multinivel, que en la actualidad funcionan a través del llamado network marketing.

Este discurso, sin lugar a dudas, ha sido fértil en una tierra en donde sus habitantes se caracterizan por ser emprendedores y arriesgados en los negocios, y aunque no quisiera mencionarlo como una cualidad, debo decir que además por la constante e incansable búsqueda de oportunidades de empleo, de allí que sea esta una posibilidad atractiva para cientos de personas que requieren en todo caso, y como ya ha sido llamado dentro de esas organizaciones; “un ingreso adicional en el tiempo libre”,  y pregunto: ¿Quién no lo querría?.

El modus operandi de este mercado, ya fue descrito en párrafos precedentes, y muchos ya lo han padecido, incluso con respeto diría, que hasta quienes lo conforman, pues no se trata de una remuneración plausible similar a la que exhiben para pre ingresar, en donde exóticamente se tiene como referente a una persona, con muchos años en la compañía, que ingresó en iguales condiciones, que ahora es su propio jefe, que con su trabajo obtuvo réditos a grado de un vehículo nuevo, un apartamento o viajes por el mundo, eso si nunca comprobables, pero vaya casualidad; ¿acaso no es todo lo que el ciudadano común sueña?, en otras palabras una ilusión en la que muchas personas diariamente encuentran un empleo ante la ausencia de oportunidades verdaderas, claro está, para ponernos un poco abogados, sin subordinación, sin horario, sin salario o remuneración fija, sin prestaciones sociales, sin seguridad social ni garantía de ningún tipo, pero sí con un objeto, el de ayudar a crecer a un empresario generalmente extranjero, que solo es visible en una fotografía grande y muy bien diseñada, al ingreso de los establecimientos de comercio, o sedes en donde se reúnen para diseñar, explicar y agrandar sus unidades de trabajo.

Ni el problema ni la crítica, son imputables a quienes como emprendedores quieren, y más que querer, tienen la necesidad de buscar oportunidades de generar ingresos, sino más bien, del  sistema económico del país que día a día reduce las oportunidades para sus ciudadanos, en especial para las juventudes, a quienes cierran los mercados laborales exigiendo altos niveles de experiencia, y hacen inviable cualquier tipo de iniciativa, inclusive crean una percepción negativa respecto de la creación de empresa, que como ya es evidente, es diferente para extranjeros que ven en Colombia una potencia sobre todo en emprendimiento (mano de obra), y que como viene de explicarse, es este el ejemplo más plausible.

Podrían plantearse soluciones muy caricaturescas para la generación de empleo, que en este preciso momento sonarían a discursos electoreros si se tiene en cuenta la contienda democrática que se avecina, lo que sí es claro, es que debe ser este un factor determinante al momento de elegir a nuestro próximo mandatario, y por si acaso se preguntan; ¿por qué empezar hablando de mercados, y mezclar finalmente con política?, la respuesta ha de encontrarse, en que el sistema multinivel, evidencia una serie de aspectos importantes que podrían ser implementados en la política colombiana, léase; la adopción de un discurso captador para todo público, la identificación de una necesidad especifica de la población, la fidelización de los simpatizantes, y el incentivo a las buenas prácticas y resultados, lo que conduciría a la obtención de unos resultados similares a los evidenciados por los sistemas multinivel actuales, materializados específicamente en votos.

A modo de anécdota; hace algún tiempo, una persona cercana me abordó con el fin de hacer el ejercicio conmigo, lo escuche por educación, para finalmente expresarle que no me interesaba, sin embargo, planteamos la posibilidad de continuar con los proyectos personales, pero acordamos que una vez obtuviera los resultados que pretendía en el tiempo trazado, me buscaría y compartiría su experiencia, a lo que yo respondería comentando también sobre mis quehaceres.

Ha pasado cerca de tres veces el mismo periodo de tiempo que se trazó, y sigo esperando la llamada de mi amigo.

 

Lucas David Acevedo Muñoz

Abogado y Profesor. Escribo columnas de opinión de temas actuales, jurídicos y no jurídicos, con alto contenido social y enfoque de Derechos Humanos, profesional políticamente activo, ejerzo un activismo constructivo desde la academia y los liderazgos sociales.