La democratización del negocio bursátil

Nueva York, suena la campana de Wall Street a las 9:30 de la mañana hora local y un frenesí de inversionistas entran al mercado ya sean con posiciones largas o cortas, todo depende de los ánimos y del análisis que, en horas previas, los corredores han hecho en sus oficinas. También a esta hora un sin fin de pequeños inversionistas, desde sus casas u oficinas en cualesquier parte del mundo, están preparándose para tratar de sacarle jugo a las posibilidades ilimitadas que el mercado a cada instante les ofrece.

Esta cantidad de inversionistas que hacen parte del mercado bursátil más importante del mundo, hace que los movimientos del mercado sean fluidos y de este modo atraiga a mayores inversionistas tanto grandes como, y más importante, a pequeños. La participación de estos últimos actores son sin duda los que permiten que el capitalismo, lleve el bienestar hacia los individuos que solo necesitan una pequeña inversión inicial, unos conocimientos básicos de análisis técnicos y acceso a internet democratizando, de esta manera el acceso a la riqueza. Por otro lado, una mayor liquidez de los mercados financieros garantiza a las empresas un recurso muy valioso para la financiación de sus proyectos de inversión lo que repercute, favorablemente, en el aparato productivo de una nación.

Mientras esto sucede en Nueva York, en Bogotá la bolsa colombiana abre un poco más lenta e inclusive a algunas de las operaciones puestas a principio de la jornada les toma hasta las horas de la tarde para poder cerrarse. Lo anterior, sumado a factores como la desaceleración en el crecimiento de  la economía colombiana, las dudas de algunas calificadoras de riesgo sobre la capacidad de su aparato productivo para pagar las deudas y la salida de isagen del listado de emisores le han propinado un duro golpe a la liquidez del mercado colombiano el cual ha descendido desde 83, 67 billones de pesos en Diciembre del 2015, a apenas 60, 34 billones en el mismo mes del 2016.

No es de extrañar entonces que varias empresas colombianas coticen  en el mercado de Wall Street tales como Bancolombia, Avianca, Ecopetrol, Cementos Argos, Grupo Sura y Nutresa. La razón de que esto suceda es obvia: las necesidades de capital de estas compañías sobrepasa con creces la poca oferta del mercado local lo cual es consecuencia de las múltiples restricciones al ingreso de inversionistas que existen en este. Estas restricciones han causado no solo poca liquidez en el mercado, sino también una concentración del Colcap, el principal índice bursátil del país, en donde 5 de las 24 empresas listadas en bolsa representan el 50% de este índice y que ha llevado, junto con la poca liquidez, a que en algunas sesiones este solo se mueva a raíz del movimiento de una sola acción.

Sin embargo, y a pesar de que existen limitaciones a la entrada como por ejemplo el monto de capital inicial necesario, la baja demanda relativa por productos financieros y alternativas de inversión, los cuales tienen su origen en la poca educación financiera de los colombianos, ha sido un factor importante para que los directivos de entidades financieras no enfoquen sus productos en un sector más amplio de la sociedad. Es en este sentido que se necesita mayor educación financiera entre los colombianos, que esta no se tome como algo obligatorio, sino como una alternativa atractiva para que las personas puedan hacer su propia riqueza con su propio esfuerzo y también para que en Colombia, al igual que sucedió en Estados Unidos, la democratización del negocio de las bolsas de valores sea un motor para al economía nacional.

Invito entonces al lector, a que se eduque en este aspecto y a que a través de ese mayor conocimiento de las finanzas haga que los directivos de las entidades financieras viren en dirección hacia un mercado profundamente desatendido.

Sebastián Ospina Valencia

Economista Universidad de Antioquia y estudiante de Maestría en Economía. Sub director del Laboratorio de Economía Experimental de la Universidad de Antioquia