La comunicación y el poder en las sociedades en red

Es sin duda un tema sugestivo y de múltiples análisis. Es el caso de las herramientas de comunicación y el cómo permiten se utilicen para diferentes objetivos, ejemplo: redes sociales -y su mal o buen uso-. Pero la definición entre lo bueno y lo malo es subjetiva, es como la teoría de las tres verdades. En este caso, en la red o redes de usos social, hay una línea delgada para demostrar que puede ser una vía de manifestación de poder o un método para llegar al poder (en la mente de las masas). Esto es un nexo directo entre comunicación y poder.

Es preciso que se tenga en cuenta aspectos relacionados a lo que el sociólogo y analista de la comunicación Manuel Castells evidencia, sobre la relación tan directa, sugestiva, contemporánea y sustancial entre la “Comunicación y Poder” (2009). No es sólo lo que indica en cuanto a que “la forma esencial de poder está en la capacidad para modelar la mente (…)” rematando que es “mediante la comunicación como la mente humana interactúa con su entorno social y natural” (p. 24), sino a su efecto generado cuando se sabe usar como beneficio y forma de poder para crear una red. Así lo denomina Castells “el poder de la sociedad en red”.

Realmente esto evidencia la influencia natural que tienen las redes sociales para generar procesos viscerales para contextos de votación para dar un ejemplo. Estos contextos de emociones, miedos, ilusiones, esperanzas, etc. deambulan en la sociedad conectada y así lo evidencia la estrategia del candidato: lo que Andrés Oppenheimer indica como “revolución mediatizada”, como una pericia comunicacional, de mercadeo y de herramientas que van más allá de estrategias políticas.

La función del medio virtual no se pone a servicio de la estrategia política, sino que la estrategia es conmocionar el mismo medio, y vuelvo a Castells: “programando las redes de comunicación: política mediática, política del escándalo y crisis de la democracia”. Sin querer dejar a un lado, lo tradicional, la misma política tradicional y dimensionada a factores cuadriculados, los cuales son tomados por parte del candidato opositor y su equipo asesor para mostrarse como un elemento diferente, salido del molde, lo cual en la “sociedad en red” ahora es positivo: salirse del establecimiento, de lo establecido.

Esa es la nueva era de la red, así se establecen las relaciones de poder, entre lo que Maquiavelo denominaba como aspecto fundamental la “propaganda”, al servicio del Príncipe y un Leviatán que ya se permea entre la ilación del poder, el cual se “transforma radicalmente en el nuevo contexto organizativo y tecnológico derivado del auge de las redes digitales de comunicación globales y se erige en el sistema de procesamiento de símbolos fundamental de nuestra época” (Castells, pp. 24 – 25).

Esto es una reflexión que puede evidenciarse a nivel mundial. Porque la tecnología aún con sus encuestas, parece no encontrar lecturas acertadas, pero las revoluciones mediáticas y las relaciones de poder desde “la sociedad en red” encuentran formas de generar distinciones y propagar estímulos que se traducen en apoyo de la Polis. Un apoyo que ante la falta de crítica y análisis propios es más fácil obtener. Es una dinámica en la relación entre la comunicación y el poder en las sociedades en red.

 

Jorge Andrés Rico Zapata

Comunicador Social – Periodista de la FUNLAM. Magíster en Estudios Políticos de la Universidad Pontificia Bolivariana. Diplomado en Seguridad y Defensa Nacional de la Escuela Superior de Guerra. Seguidor de la academia, la comunicación, los medios de comunicación, la política, el periodismo y la literatura.