Guerrillero encubierto

La corrupción en Colombia ha violado, mutilado y ejecutado a muchos, muchísimos más colombianos, que lo que han hecho todas las guerrillas juntas en el país.  Mi intención no es justificar o acariciar a éstos grupos, sino poner en evidencia a otros actores violentos que en realidad truncan el progreso integral de la nación.

Los guerrilleros encubiertos no son –afortunadamente- la totalidad de los colombianos, sino sólo aquellos que atacan al país, a la cultura, quienes eligen mal, quienes no se movilizan, quienes tropiezan en las urnas reiteradamente con la misma piedra. A continuación, tres ejemplos:

Alias Sonia; le dice a su hijo que si lo golpean, él golpee más fuerte. Alias Mateo; se cuela porque los demás lo hacen. Alias Francisco; toca vulgarmente a una mujer –sin su consentimiento- en un concierto. Solo estos tres ejemplos –de muchísimos que hay- muestran cómo se alimenta la violencia, el deterioro de lo común y la sensación de inseguridad y vulnerabilidad respectivamente. Actos como ésos violan, mutilan y ejecutan al país.

Aquellos colombianos que eligen a cambio de dádivas, los que votan sin leer propuestas, los que eligen a corruptos una y otra vez; ésos colombianos son los guerrilleros encubiertos. Un funcionario incompetente es mucho más letal que una decena de granadas; mientras la granada lastima a algunos, las malas políticas afectan a millones.

La deplorable situación en calidad, excelencia y cobertura en servicios –derechos- educativos, de salud, y justicia es culpa en mayor medida de las superficiales transformaciones que los gobernadores, alcaldes y congresistas ejecutan. Y ¿Quién elige a éstos personajes? Sí, el colombiano del común.

Los niños Wayúus que mueren de hambre, los recortes a la investigación, las mortales filas para acceder a una cita médica, la pésima ejecución de un programa de competitividad económica, la designación a dedo de gestores públicos –por amistad y no meritocracia-, la corrupción que genera déficit fiscales y presionan a vender Isagen para obtener recursos para vías… Esto es obra de los gobiernos, no de las FARC, ELN y otros; y una vez más: ¿Quién elige los gobiernos?

Quitémonos los uniformes, dejemos las armas, abandonemos la violencia; comencemos a vestir de cultura ciudadana, armémonos de argumentos y unámonos en control político serio y activo. Los guerrilleros encubiertos alimentan a la más sanguinaria de las guerrillas que ha visto el mundo: La corrupción.

Los invito a que sacar cuentas: ¿Cuánto le cuesta al país los actos de las guerrillas, cuánto le cuesta al país la corrupción y sus efectos? Desmovilicémonos.

 

Juan David Cruz Negrete

Profesional en negocios, especialista en proyectos de inversión y magíster en dirección de empresas. Feminismo y Ahimsa. Nací en la multiculturidad hecha península; La Guajira.

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