¡Es arte y punto!

Mila González, La artista Collage de Atacama

Al hablar de arte surgen varios conceptos que van desde lo tradicional hasta lo contemporáneo. El arte puede considerarse como una habilidad o una destreza que exalta la belleza y la estética, aunque también se considera arte a todo lo que acontece el hecho de vivir y que nos acompaña en la realidad. No es arte hasta que alguien dice que lo es. Y con el simple hecho de atreverse para mí, es arte.

Alejandro Jodorowsky a través de su libro pssicomagia nos permite descubrir ese papel de la realidad, de los actores, de la vida y los sueños. Para él, el  teatro debía reivindicarse no ser títeres de ese ser inconsciente que debe ser reconocido. “Un actor debe intentar interpretar su propio misterio, exteriorizar lo que lleva dentro”.

“Lo efímero pánico” de la realidad a lo real

El pánico es pasar del personaje a la persona, de encontrar en la expresión lo real de sí mismo y  liberarse. El teatro tiene su esencia en lo instantáneo, lo fugitivo. El momento único para siempre. Ser imagen de la vida.

En el happening se redescubre el potencial del arte y el acto humano, la posibilidad de transformar un lugar y realizar escenas estrafalarias y extravagantes que sorprendían y en muchas ocasiones iban en contra de los cánones establecidos. Dejar ser y no parecer, ese era el reto, encontrarse en la penumbra de lo oculto e irradiar en lo efímero del arte. Pasar de la locura a la lucidez.

El actor de la vida no puede ser ese doble que creemos ser bajo estereotipos impuestos, para encontrarse se debe ser autor-actor-espectador, producirse en la vida.

Por otro lado están los sueños, el reflejo de la vida, aquellos que pueden ser  “lucidos”, que nos llevan a la magia a partir de enfrentarse con nuestros miedos y deseos, de modificarlos y reinventarlos, de crear en la realidad la utopía y vivirla.  Están los sueños “terapéuticos” donde se sanan aquellos dolores del cuerpo y del alma, donde se encuentra la calma a muchos de nuestros demonios. Y como estos están el sueño sabio, humilde y generoso que permiten encontrarse con el otro, con  nuestra humanidad. De modo que al despertar ese universo onírico pase a convertirse en el que sueña.

Jodorowsky ve en el arte “la manera de descubrirse a sí mismos. Y curarse. Porque el arte va hacia a ti. Pero lo más importante es que tu vayas hacia a él. Porque te habla de cosas que todavía no ves. Te muestra también lo que no oyes, lo que no dices. Lo inefable. Y entrando en lo inefable te vas descubriendo a ti mismo. Para eso hay que ver el arte con buena voluntad. La sociedad, con sus prejuicios, nos encierra en una jaula. Y lo que hace el arte es abrirte la jaula y mostrarte la belleza”. El considera el arte como aquel actor teatral de lo real.

¿Arte?

Ahora bien, después de hablar sobre lo que al arte puede hacer en cualquiera de sus manifestaciones, encontramos a Avelina Lésper, crítica del arte. Ella manifiesta que «el arte contemporáneo es una farsa que cae en la publicidad, en el valor comercial y no en el artístico, que más que arte se ha convertido en moda y no permanece en el tiempo».

Para ella el arte contemporáneo es excluyente porque a la pintura, el dibujo y la escultura se les nombran tradicionales quitándoles significando  situándolos  al nivel de una instalación y no del poder que tiene como representación, como historia, como técnica y como estudio. Convirtiendo el arte en acciones, subastas e hipotecas.

Para ella los artistas no son infalibles, la humildad hace parte de la objetividad. El fracaso también es arte, el público no debe dejarse llevar por las modas, ver en las obras la riqueza de una cultura, el amor por las formas y los colores. El arte en sí es trascender.

Estos dos autores difieren en muchos conceptos sobre el arte, pero en algo se complementan, en el poder de esta y su impacto, de expresar y opinar libremente y ver el arte desde mi propia necesidad de belleza.

El arte es la manifestación más humana porque no te condiciona, te permite “ser” el arte va más allá de la vida, es la reivindicación de la realidad, es la magia de lo que somos, es el poder de nuestros ángeles y demonios. Es utopía. Es REAL.

Alejandra Mejía Bedoya

Estudiante de comunicación social de la Fundación Universitaria Luis Amigó. Apasionada por la literatura y el periodismo, con espíritu travieso (NATUSAN).
Creo en lo imposible porque de lo posible ya se ha hablado demasiado.

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