En defensa de Parques del Río

Con el inicio de las obras de Parques del Río en la ciudad de Medellín las críticas en torno al proyecto han arreciado; académicos y columnistas de diferentes diarios regionales y nacionales han hecho sentir su voz. Y todo ello por supuesto está muy bien, una obra de esas dimensiones tienen que recibir todas las críticas que desde sus diferentes aspectos se puedan plantear, a su vez la veeduría ciudadana es un imperativo imposible de eludir.

Sin embargo, hay ciertas  críticas que me han dejado desconcertado, no sólo por la postura en sí – que desde luego es respetable -, también  por los argumentos que parecen sacados de conversación de corrillo, reuniones sociales o discusiones urbanas del principios del siglo XX y el apogeo de la era industrial. Todos ellos coinciden en decir, que hacer dicho proyecto es ¡inconveniente e innecesario Para la ciudad! Los adjetivos más curiosos con que estos curiosos columnistas describen la obra son: despilfarro, faraónica, embeleco, inútil y  disparate.

Evidentemente los retos de ingeniería, financieros, sociales, ambientales y urbanos que enfrentan el proyecto no son de poca monta. Tampoco lo fue la canalización del río y la posterior construcción de autopistas que cercenaron la ciudad. Además, el proyecto de antaño del que aún somos tributarios, nunca pudo solventar los últimos tres desafíos.

La ciudad clásica o industrial, en cuya orbita todavía da vueltas Medellín es el real desafío al cual nos vemos aún abocados hoy. 3,8 m 2 de espacio público por habitante en una ciudad dónde más del 25% de los viajes se hacen a pie y otro tanto en bicicleta, inversiones desproporcionadas en “movilidad” para construir vías que usan el 14% de los habitantes de la ciudad, altas restricciones al goce efectivo del derecho a la ciudad para la mayoría de la población, desintegración social, contaminación de los afluentes por las industrias, altas emisiones de CO2 generados por el 14%, etc. La lista podría seguir extendiéndose más.

Parques del Río, con todos sus vericuetos es un proyecto esencial para la ciudad, por tanto debe estar más allá de filiaciones políticas, pues encarna el cambio de paradigma de toda una sociedad que busca reconciliarse desde los múltiples ámbitos que encierra el mundo urbano. Salmona lo resumía bastante bien: “Recuperar la ciudad es recuperar la poesía perdida. Es volver a componerla transformando el pasado”. Afortunadamente estamos ante un “embeleco” que no tiene vuelta atrás.

Obiter dictum: “Ninguna decisión es final, todas se ramifican en otras”, Borges.

Daniel Marín Salazar

Sin información biográfica

Comentar

Clic aquí para comentar

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.