Con los pelos de punta

Con los pelos de punta quedó el mundo el jueves pasado al conocerse la decisión del presidente de los Estados Unidos de retirarse del Acuerdo de Paris, pacto firmado por 193 países en diciembre de 2015 y ratificado luego por 147 de ellos. Aunque era más o menos predecible que se diera este anuncio teniendo en cuenta varias de las afirmaciones de Trump durante su campaña, representó un verdadero golpe bajo al esfuerzo diplomático más importante que se ha logrado a nivel internacional para atajar el grave problema del cambio climático que aqueja a todo el planeta.

Un anuncio que desató todo tipo de opiniones de analistas y expertos, desde aquellos que pronostican un efecto domino que desencadenaría la salida de otras potencias o países en vías de desarrollo al verse en condiciones económicas inferiores frente a las ventajas que tomaría Estados Unidos en el contexto mundial; hasta aquellos que de alguna forma y sin menoscabarle la importancia a la salida del segundo emisor de gases de efecto invernadero del mundo, han afirmado que esta decisión ha fortalecido el Acuerdo, al ratificarse el compromiso de los principales países y potencias hacia una convergencia decidida en favor de no dar marcha atrás en lo acordado.

Todavía es muy temprano para dilucidar el rumbo que tomará el Acuerdo. Lo que si no ha resultado ajeno al entendimiento común, es que la decisión de Trump estuvo marcada por criterios eminentemente económicos que pretenden fortalecer la industria y producción norteamericana frente al peso que vienen tomando países como China o India en el concierto mundial. Pero a su vez, representa un mensaje político del gobierno de los Estados Unidos hacia el mundo: “nosotros ponemos las reglas de juego y no permitiremos que desde afuera se nos impongan limitaciones”, es más o menos la síntesis de las palabras de Trump de su anuncio del jueves pasado.

Mucho me temo que ese slogan Make America Great Again que promoviera durante su campaña y ahora en su gobierno, será como un bumerán que golpeara con gran fuerza en la propia cara del gobierno de los Estados Unidos y muy a su pesar, en su población. Según lo pronostica la organización no gubernamental World Wildlife Fund, el aumento de la temperatura global traerá serias consecuencias para la primera potencia mundial. Resalto las principales: aumento en los incendios forestales sobre todo hacia la región suroeste (estados de California hasta Nuevo México y Colorado); sequias que serán más intensas y podrían afectar áreas extensas del sur y sureste, principalmente hacia las Grandes Planicies; se volverán cada vez más comunes los fenómenos meteorológicos severos, principalmente huracanes, vendrán con fuerza los Katrina’s hacia el sur y Sandy’s golpeando la costa este; finalmente, el estudio de WWF habla de las graves inundaciones debidas tanto a precipitaciones sin precedentes y mareas costeras, así como al aumento del nivel del mar que afectará el estado de la Florida, principalmente.

Consecuencias no de poca monta si se tiene en cuenta que además de la pérdida de vidas humanas, éxodos masivos de población, e incluso, caos político, acarreará ingentes pérdidas económicas, golpeando el crecimiento que tanto apuesta a defender y acelerar el señor Trump.

De la presión social y política al interior, la realineación de las otras potencias alrededor del Acuerdo de Paris – Alemania y Francia a la cabeza, China buscando no quedarse atrás – que llenen el vacío de liderazgo dejado por los Estados Unidos frente al cambio climático, y la acción ciudadana en la promoción de lo que sería un gran boicot mundial para detener el consumo de los productos norteamericanos hechos a base de combustibles fósiles, puede depender en buena parte que la primera potencia mundial se encarrile nuevamente en la senda de la implementación de los compromisos del Acuerdo de Paris. Claro que con el estilo y la mezquindad de Trump hacia el medio ambiente, nada será fácil.

A nosotros en Colombia por ahora nos corresponde hacer la tarea: a 2030 reducir en un 20% nuestras emisiones de carbono y parar la alta tasa de deforestación que se registra. No dudemos en hacer nuestro aporte.

German Felipe Muñoz

Ingeniero civil. Miembro y confundador de la Fundación Soy Joven. Apasionado por temas de liderazgo, emprendimiento, desarrollo sostenible y paz. Maratonista.