Centro Democrático: mucho personalismo, poco partido

Los militantes son los que más deben presionar para que su partido no se personalice y puedan formar una colectividad fuerte y coherente, la autocrítica es la que salva a los partidos.

El Centro Democrático se estrenó en esta legislatura  con una cifra de 20 senadores y 19 representantes a la cámara, una cifra que es muy envidiable para los otros partidos, ya que siendo un partido joven es la segunda bancada con más senadores.  Son muy disciplinados en el Congreso, pero eso se le atribuye a que tiene una figura clara que es la que toma las decisiones y los otros siguen su línea, es la figura de Álvaro Uribe Vélez.

Hace unos cuantos días se llevó acabo la Convención Nacional del Centro Democrático, esta convención demostró las fallas que ha tenido este partido, que lo ha llevado a múltiples ambigüedades e incoherencias. Si el Centro Democrático quiere llegar a ser figura en las próximas elecciones debe de hacerse muchas autocríticas y reformas para consolidar un partido que aunque es muy numeroso en cuanto a militantes y políticos, es débil ideológica y estructuralmente.

Miremos por ejemplo cómo se definen en el Congreso. El C.D es una bancada de oposición junto al Polo Democrático Alternativo, pero en realidad juega el papel de independientes, pues a pesar de que está en contra del Proceso de Paz en muchos temas comparte políticas con la Unidad Nacional. Basta ver como votan no sólo en Congreso sino por ejemplo en el Concejo de Bogotá.

Otra cosa que tiene en discusión al “uribismo” es con qué lista participar en las próximas elecciones legislativas, ¿abierta o cerrada? Esta discusión tiene varias cuestiones de fondo, una de esas es que hay muchos congresistas de este partido que no logran ganar votos de opinión y eso es un riesgo para las próximas elecciones. Sin duda hay congresistas como Iván Duque, Paloma Valencia, Paola Holguín, Federico Hoyos, María Fernanda Cabal,  entre otros que pueden aspirar a sus propios votos, pero otros no y se ven obligados a estar tras la sombra de Uribe en una lista cerrada por su incompetencia en el legislativo.

Esto vuelve al C.D en un partido caudillo de corta vida, porque no se estructura como un partido estable y con línea clara, teniendo pocas posibilidades de perdurar y apostarle a un proyecto de larga duración. Un ejemplo en la historia es lo que sucedió con el Movimiento Revolucionario Liberal MRL que se aglutinaba en la figura de Alfonso López Michelsen. Cuando este salió del partido, el MRL se desintegró paulatinamente. Lo más probable es que  Uribe no este de candidato en el 2018 al Senado[1], ¿en cabeza de quien estará una lista cerrada para recoger votos?

Otro aspecto en el que el C.D está teniendo vacilaciones, es en su espectro político. Fernando Londoño afirma que es un partido de derecha, Iván Duque dice que es de centro, Uribe un día le abre las puertas a la izquierda y después dice que el C.D no es ni de izquierda ni de derecha. Esta discusión puede mostrar que este partido tiene mucho por replantearse para así tener una propuesta sólida. Lo que sí es cierto es que aunque cuentan con ex integrantes de partidos y movimientos de izquierda, en los cuerpos colegiados votan con una tendencia clara hacia  la derecha. Todas las vertientes que conforman el C.D lo hacen porque existe la figura de Uribe que los aglutina, ¿cuándo esté ya no este qué pasará?

En varios estatutos se ve que es un partido claramente personalista que de democrático tiene muy poco y que toda decisión la toma Uribe autoritariamente[2].  No hay duda de que el Centro Democrático tiene más uribismo que partido, y ese será el primer reto que la militancia y los dirigentes deben de corregir. Ideologizar tanto la figura de Uribe, a tal punto de hacer un discurso como el de Paloma Valencia que hasta lo vuelve una deidad, Para la democracia es malo y más para un partido naciente que tiene el apellido Democrático. Los militantes son los que más deben presionar para que su partido no se personalice y puedan formar una colectividad fuerte y coherente, la autocrítica es la que salva a los partidos.

PD: la Misión Carismática Internacional alquiló a un precio muy alto el auditorio para la reunión de la convención, esto demuestra mucha falta de compromiso ideológico, filosófico y político con su partido. ¿Negocios son negocios? .

[1] http://lasillavacia.com/node/48486

[2] http://correoconfidencial.com/archivos/178182