Carta abierta a Carlos Medina Gallego

Profesor Medina, cordial saludo.

En los últimos meses los medios han venido visibilizando un problema que se está presentando en las universidades del país: el acoso sexual del cual son víctimas principalmente las estudiantes. Y esto se ha hecho visible gracias al trabajo incansable de colectivos y estudiantes de manera individual como Juanita Díaz con su proyecto “I de insistencia” en la Universidad Javeriana, el colectivo Polifonía en la misma universidad, Rosario Sin Bragas en la Universidad del Rosario, Pacca y No es Normal en la Universidad de Los Andes y el Semillero de Derecho y Género en la Universidad Externado. Sin embargo, en la Universidad Nacional, institución de la cual usted y yo hacemos parte, también hay personas trabajando por la visibilización y solución de este problema. La Escuela de Estudios de Género, la representación estudiantil ante el Observatorio de Asuntos de Género, la organización Género & Seguridad y el colectivo Blanca Villamil, entre otros, ya detectaron, no solo el fenómeno del acoso sexual en nuestro campus, sino lo poco preparada que está la institución para dar una respuesta satisfactoria y una atención integral a las personas que son víctimas de este delito (Artículo 210A de la ley 1257 de 2008)

Después de nuestra breve conversación pública por medio de comentarios a partir de su invitación a “construir caminos de unidad desde el pluralismo radical” en la red social Facebook quedé aún más preocupada por la postura de las directivas de la Universidad frente a este tema. Así que el día de hoy me dirijo a usted para, en primer lugar, agradecerle por su amable ofrecimiento de ir a la Universidad a combatir con ustedes el acoso sexual, a decirles qué deben hacer si es que tengo la fórmula para hacerlo y a dejar de acosarlos y, en segundo lugar, para agradecerle que, por ahora, estén haciendo lo que deben y pueden.

Respecto al primer punto quisiera decirle que acepto, a título personal, su generosa invitación a ir a la Universidad, puesto que actualmente me encuentro realizando mi pasantía y ya no paso tanto tiempo en el campus como quisiera. Sin embargo, no es mi intención decirles qué deben hacer pues, finalmente, es esa institucionalidad que usted tan amablemente puso a mi servicio y de la cual usted hace parte la encargada de responder a las necesidades del estamento estudiantil de la Universidad. Quizás erré al pensar que dicha institucionalidad estaba a mi servicio desde el día en el que aprobé el examen de admisión y pagué mi primera matrícula, pero me alegra saber que contamos con funcionarios que encarecidamente se encargan de hacer la gestión o dar la autorización para que esto sea así.

Ahora bien, en relación con lo que a mi parecer es la puesta en duda por su parte de que exista una fórmula para acabar con el acoso sexual en la Universidad, quiero decirle que no existe solo una, existen varias y las universidades en otros países como Estados Unidos las han aplicado obteniendo excelentes resultados. Si bien no se ha erradicado por completo el problema sí se ha logrado crear una cultura de respeto por la sexualidad del otro y también establecer un protocolo de atención que da respuesta inmediata y eficiente a las denuncias. En el caso de la UC San Diego, por ejemplo, su “Office for the Prevention of Harassment and Discrimination” fue fundada en 1996 y aparentemente es tan eficiente con su trabajo que no tardó más de 12 horas en responderme, via e-mail, una solicitud de información que realicé sobre los antecedentes de un profesor de nuestra universidad que fue desvinculado de esa institución (imagínese, a mí, una estudiante de otra universidad, de otro país). Si usted quisiera me encantaría hacerle llegar algunos documentos respecto a las medidas que ha tomado la academia en dicho país que le interesarían mucho a un docente y directivo tan comprometido con esta problemática como lo está usted.

También quisiera que me explicara a qué se refiere usted al decirme que deje de acosarlos ¿A quiénes acoso? ¿A usted? pero habla en plural, entonces ¿A las directivas de la Universidad? ¿Acaso a los docentes en su conjunto entre ellos, quizás, quienes acosan a sus estudiantes? ¿De qué manera los acoso? ¿De qué tipo de acoso habla? Si se refiere a los cuestionamientos públicos que le hemos hecho algunos estudiantes respecto a su postura frente al manejo que la Universidad le da al problema del acoso sexual en sus instalaciones quisiera señalar que fue usted quien, de manera voluntaria, quiso hacer parte de un debate que se venía realizando en diferentes espacios, entre ellos las redes sociales. En el momento en el que usted dio su opinión frente a la denuncia pública de acoso sexual por parte de un profesor del Departamento de Ciencia Política que una compañera hizo en su propio perfil de Facebook usted entró a hacer parte de una cadena de enunciados ya que, como diría Mijaíl Bajtín, “toda comprensión real y total tiene un carácter de respuesta activa y no es sino una fase inicial y preparativa de la respuesta […] todo hablante es por sí un contestatario […] y cuenta con la presencia de ciertos enunciados anteriores”. No quisiera pensar que su enunciado, en el que me pide que deje de acosarlos, pretende trivializar nuestras denuncias haciendo uso inadecuado del término estipulado en el Código Penal para un delito del cual muchas estudiantes hemos sido víctimas al interior del campus. Ya hemos sido revictimizadas muchas veces y, apreciado y respetado profesor Medina, la exigencia de los derechos, como usted debe saberlo, no es acoso, es responsabilidad política.

Respecto al segundo punto, sería muy importante para mí, y para muchas otras estudiantes, saber qué es lo que ustedes (asumo que por «nosotros» se refiere usted a las directivas) están haciendo o, como usted lo dijo, pueden hacer pues, afortunadamente, lo que deben hacer lo tengo claro: garantizar la seguridad y el bienestar de los miembros de la comunidad universitaria. Por alguna razón las denuncias nos llegan a nosotras, las personas que hacemos parte de colectivos estudiantiles dedicados al tema, y no a ustedes y, le informo, la mayoría de éstas manifiestan no saber a dónde acudir o que al acudir a la institucionalidad fueron agredidas de nuevo con procedimientos irresponsables y violatorios de la dignidad. Así que sería de mucha utilidad para todas aquellas personas que fueron agredidas y no recibieron la atención institucional que usted, sin que tengamos que recurrir a un derecho de petición, nos contara cuál es el protocolo que implementan para estos casos, cuántas denuncias han recibido, cuántos agresores han sido sancionados, qué sanciones han recibido y cuáles son los parámetros para realizar la denuncia, pues muchas víctimas temen ser confrontadas con sus acosadores y  sufrir represalias posteriormente, además de que, como usted lo exige, sobre ellas recaiga la carga de la prueba, lo cual demuestra falta de sensibilidad frente al tema teniendo en cuenta las observaciones de ONU Mujeres quienes señalan que “una vez que la persona demandante ha presentado hechos de los que se puede inferir que se ha producido acoso sexual, la carga de la prueba se traslada a la otra parte, que debe demostrar la existencia de un motivo legítimo y no discriminatorio para su actuación.”

 

Por último quisiera manifestarle como estudiante, como joven, como colombiana con el privilegio de recibir una educación de tan alta calidad, pero principalmente como mujer, la decepción que produce en mí el hecho de que académicos tan respetados como usted deslegitimen campañas realizadas por y para los estudiantes que pretenden sensibilizar a la comunidad universitaria sobre una problemática que genera fuertes afectaciones en la vida de las víctimas ¿Sabía usted que incluso hay quienes han abandonado sus estudios por haber sufrido de acoso sexual? ¿Sabe usted sobre las consecuencias en la salud física y mental que padecen las víctimas de acoso sexual? Y con la ineptitud de esa institucionalidad que usted reivindica por sobre todas las cosas ¿nos va a obligar usted a denunciar de manera oficial para ser revictimizadas una y otra vez? No profesor Medina, las que fomentamos la impunidad no somos nosotras con nuestras campañas de sensibilización, quienes fomentan la impunidad son los funcionarios y funcionarias que no están capacitados para atendernos de manera integral. Lo solicitamos, lo exigimos, es nuestro derecho.

Me dirijo a usted por este medio con el fin de «salirme de Facebook» como usted fraternalmente me lo solicitó recordándole que, citando de nuevo a Bajtín, “[…] las diversas esferas de la actividad humana están todas relacionadas con el uso de la lengua. Por eso está claro que el carácter y las formas de su uso son tan multiformes como las esferas de la actividad humana”.

 

Así que ¿cuándo y dónde nos reunimos para trabajar juntos?

 

Agradezco su atención,